La sandalia es un tipo de calzado, que existe desde la Antigüedad, en el que quedan los dedos y otras partes del pie al descubierto. Las sandalias puede ser con tacón o sin él. Las sandalias con tacón estilizan el cuerpo de la mujer y son un complemento de lo más glamouroso. Para el día las sandalias sin tacón son la mejor opción, acompañando desde unos vaqueros, una minifalda o un vestido largo.
Las sandalias son los zapatos llevados a la mínima expresión y, a la vez, los que permiten creaciones más espectaculares. Sólo con una base fina y unas tiras enrolladas al tobillo se pueden llegar a hacer maravillas.
Las sandalias romanas son la evolución de las que en su día utilizaban los gladiadores romanos. Suelen ser planas, aunque algunos diseñadores las han diseñado con tacones, e incorporan varias hebillas. Pueden bien acompañar un sencillo vestido de algodón, o un vestido de fiesta para la noche.
Para muchos es una prenda fetiche, de gran implicación sexual, tanto que en lo primero que se fijan en una mujer es en los tacones.
Una variación de las sandalias son las chanclas, que sólo tienen un tira y se utilizan para un calzado más informal.
Las sandalias pueden ser de colores vivos, con adornos, lisas, con flores, pedrerías, de tela, de pástico, de cristales Swarovsky... Una variación de las sandalias son las cuñas. Unas sandalias negras con mucho tacón son el complemento perfecto para una noche elegante. Sandalias de Gucci, de Yves Saint Laurent, de Jimmy Choo, de Loewe, es un éxito asegurado en todo look. Normalmente se llevan sin medias aunque algunos diseñadores apuestan por acompañarlas de unas medias tupidas. Aunque las sandalias con medias finas pueden ser muy elegantes. Un diseñador que ha hecho de las sandalias un objeto de auténtico lujo es Manolo Blahnik., diseñador canario.
Fuente: elle.es